Copenhague, en primera persona

De Paris volamos directamente hacia. Del aeropuerto de Copenhague vamos directamente al Nyhavn. Este Nuevo Puerto, conocido por sus  coloridas casitas y pequeños bares, es una postal en sí misma; un paseo marítimo para caminar una y otra vez, especialmente al atardecer.



En Denmark, no hay diferencia etaria si de ánimo se trata. La Marca de los Daneses es su espíritu joven que les permite vivir con una sonrisa, andando en bici a cualquier hora y por cualquier lugar, incluso bajo la lluvia.
Dinamarca es el más meridional de los países nórdicos y está conformado por más de 400 islas sobre el Mar del Norte y el Mar Báltico, por lo cual, el viento y las lluvias son moneda corriente.
Al estar rodeado de agua, ésta actúa como moderador de las temperaturas, por lo cual el tiempo en Dinamarca es más bien templado, sobretodo en primavera. Estación perfecta para ir conocer su capital: Copenhague.

En Copenhague, hay mucho para ver. Pero primero, lo más importante: la comida. Como en todo el Norte de Europa, la gastronomía danesa se caracteriza por sus carnes en todos los formas: guisos, asados, rellenos o picadas como en las famosas salchichas nórdicas.
Cruzando el canal de Nyhavn, se encuentra Copenhagen Street Food, el mejor mercado de comida de la vida. Ambientado con música indie y rodeado de la cultura folk danesa, este galpón reciclado es el centro gastronómico más popular y premiado de todo Escandinavia. CSF cuenta con más de 20 Foodtrucks de diferentes partes del mundo como Corea, Francia, Inglaterra, Perú, Turquía, México, China, Venezuela, Marruecos, Tailandia, y, por supuesto, Dinamarca. La opción elegida, esta vez, es la Pølser, en criollo, pancho. Pero no es cualquier hotdog, sino, Pølse Kompagniet, un local de salchichas gourmet, orgánicas e integrales.


Las capitales escandinavas se pueden recorrer en dos o tres días. La danesa se puede hacer caminado. Conociendo la ciudad como turistas old school con mapa digital e impreso, remarcamos los monumentos destacados. Formalmente,  la el símbolo más célebre es La Sirenita. La estatua en si no vale mucho la pena, lo curioso es su historia. La obra de   Edvard Eriksen fue un homenaje que la ciudad le hizo al escritor Hans Christian Andersen en 1913. Este poeta y escritor danés que se hizo famoso por otros clásicos como El Patito Feo, La Reina de las nieves y, La Sirenita, más conocida por la película de Disney.

Si de historia se trata, lo primordial de Copenhague siempre fue la monarquía -hoy más ceremonial que real-. Sin embargo, sus edificaciones son joyas históricas que deben ser visitados: (Palacio de) Christiansborg y (jardines de) Tivoli y Rosenberg. En cuanto a castillos, Slotsholmen es una pequeña isla en el puerto y sitio de construcción del primer castillo de Copenhague: Absalón. Si el día está lindo, vale la pena subir a su torre y ver los frondosos parques públicos de la ciudad tales como el Ørstedsparken.
Socialmente, lo más inédito de Copenague es Freetown Christiana, un barrio en donde el skate y los graffits reinan. Más que un barrio es una “town” con sus propias reglas (como la prohibición de fotografías y el permiso de drogas) y comunidades (hippies y hipsters). Es tal el contraste en Copenhague que, saliendo de Christiana, se encuentra el área principal de guarderías y jardines de infantes.
En cuanto al reconocido diseño danés, hay mucho, pero el museo obligatorio es: Design Copenhagen. Acá el diseño es el protagonista en todos sus formatos: muebles, sillas, objetos, indumentaria y gráfica. De los mejores museos que he visto en mi vida.

El barrio de los diseñadores por excelencia es: Vesterbro. A partir de los noventa, la forma de entender la restauración de sus habitantes cambió la ciudad empezando por este “barrio cool”, en donde hasta las griferías son una obra de arte diseñada. Este multicultural espacio es la meca de los hipster, especialmente después de las 12 de la noche.
Y, si de diseño comercial se trata, Flying Tiger es un must. Esta tienda vende (comida, accesorios, souvenirs, utensilios, etc) hasta lo que no te imagines a menos de cinco euros. El más grande se encuentra en Rådhuspladsen, plaza central del Kompasset (centro), copado por restaurantes, comercios, músicos y artesanos.
Después de escuchar un poco de música local y comprar un Smørrebrød (pan negro con manteca y pescado fresco), caminamos hacia la estación de trenes y buses para viajar hacia nuestro próximo destino. De Copenhague, viajamos a Estocolmo en FlixBus, un medio de transporte que no se destaca por su comodidad pero si por su bajos precios, como para contrarrestar los irracionales costos escandinavos.


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