Marruecos y cuatro ciudades para conocer

El idioma nos acompaña, ya que además de hablar árabe y otros dialectos, aquí el francés es la lengua principal en la enseñanza superior -por haber sido protectorado de este país europeo durante años-. Así también -por cuestiones comerciales- buena parte de la sociedad habla inglés. Es que hace décadas, este el destino turístico preferido de los europeos por ser el más caté de África del Norte. Cuando Europa busca calor, arena y lujo, cruza el Mediterráneo, y ahí está a pocos kilómetros... Marruecos.




La mayoría de los turistas recorre el norte del país, pero en Marruecos hay mucho para ver y hacer.

Nosotros optamos quedarnos 10 días para conocer las 4 ciudades más importantes: Fez, Marrakesh, Casablanca, Rabat.
La primera parada es Casablanca, ciudad conocida por la célebre película que lleva su nombre. Por la cual ir a Rick’s Café, una réplica del bar, donde transcurre las principales escenas (filmadas realmente en los estudios de Hollywood)  es casi una deber. El bar es idéntico al de la cinta. Mesas pequeñitas, paredes blancas, techos altos, muebles europeos rodeados de la arquitectura arábe que nos trasladan directamente a los años 40.


Casablanca es sin duda, una ciudad para recorrer a pie, caminar por la orilla del mar de una punta a la otra. Esta ciudad tiene como colores preferentes el  azul y el blanco ya que muchas edificaciones, predominantemente europeas, están decoradas con estos dos matices. La visita turística de la ciudad económica de Marruecos se basa en recorrer el mercado central, el distrito Habous, el Palacio Real, la zona residencial de Anfa y el exterior de la Mezquita impresionante de Hassan II.



La segunda visita es la colonial ciudad de Rabat, “capital del Reinado”, en donde queda el Mausoleo de Mohammed V, impactante monumento en donde esta enterrado el rey el cual lleva su nombre.


Desde Rabat salimos hacia Meknes, para visitar la capital Islmalia con su famosa muralla de 40 kms de largo, sus establos reales y su importante barrio judío. Continuamos hacia la ciudad santa de Moulay Idriss, donde visitamos sus ciudadelas y sus impresionantes ruinas romanas de la ciudad de Volubilis.


A
 la noche llegamos a Fezla ciudad espiritual de Marruecos. En esta ciudad meramente medieval, la artesanía, platería, curtiembre, se hacían presenta en cada callejuela de la ciudadela amurallada. 



La medina medieval con su Attarine y las Medersas Bou Anani son algo increíble La gente, con su alma de vendedora, que ofrecen 500 productos, 100 ofertas y 50 regateos por minuto es inevitable. Si hay una ciudad divertida para perderse sería esta, su diagrama parece un laberinto, sin guía no hay forma alguna de salir (sin que te vendan algo).



Cruzando el Atlas (principal cadena montañosa del noroeste africano) pasamos por “La pequeña Suiza”, una bonita ciudad totalmente distintiva de lo que estábamos acostumbrados a ver. Los paisajes urbanos son reemplazados por la naturaleza y la montaña nevada.
El destino final es Marrakech, una de la ciudades más conocidas por su famosa Plaza Djemaa El Fna, con sus zocos y sus barrios circundantes en donde se pueden ver desde encantadores de serpientes, artistas, bailarines o artesanos hasta dentistas o limpiadores de zapatos. 
En Marrakech también se sitúa el imperdible (y poco difundido) Jardin Majorelle, bellísima villa utilizada por el diseñador Yves Saint Laurent como taller en su estadía en Marruecos. El parque de esta pequeña mansión es realmente una joya la cual todos los visitantes tienen que conoce
Marruecos es un estado africano con tinte europeo. Sus coloridos mosaicos, variadas artesanías, geométricas plazas, muebles antiguos e inmensos mercados son sellos de este multicultural país. 


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