De compras por la enigmática Marrakech



En esta multifacética ciudad, podremos descubrir paseos enriquecedores y culturales pero también darnos una dosis de color, calor y aventura visitando el zoco y la Plaza Djemaa el Fna. 

Sorprendente y mágico, en este imponente centro, decubriremos desde accesorios personales (zapatos y bijoutería) y decoración (tapices, alfombras, cerámicas) hasta especias y cosmética natural.



En el zoco los  artesanos están agrupados por gremios; tintoreros, cesteros y ferreteros son algunos de los oficios. Y en todas partes se debe regatear, no se debe pagar más de un tercio de lo que inicialmente nos pidan.





La mejor hora para visitar el Zoco de Marrakech es por la mañana, ya que a medida que cae la tarde se van cerrando los puestos de forma paulatina.


Se puede comprar en cualquier puesto del zoco pero hay especialistas para cada cosa. Y aquí van  recomendaciones de algunos de estos productos que nos parecen más originales:
Recorriendo los pasillos de la medina encontramos el puesto de Yassine (Souk Semmarine, 18),  el artesano más sabio de todos, su especialidad son las babuchas hechas de piel,  talladas y cosidas a mano, y Yassine te puede explicar (en árabe, francés, inglés o español), el significado de cada uno los símbolos que las componen.





En cuanto al aceite de argán,  procede del fruto de un árbol que solo crece en el suroeste de Marruecos y tiene muchísimos usos cosméticos. Lo interesante es que lo producen pequeñas cooperativas de mujeres, que en una sociedad como la marroquí es toda una revolución. Una de las marcas más reconocidas es la “Moroccan Natural Secrets” creados por mujeres de la cooperativa Tighanimine de Agadir, al sur de Marruecos. Las mujeres bereberes llevan siglos guardando el secreto de un ritual de belleza en el que el aceite de argán y tuna son los productos estrella. Con ellos han logrado mantener desde siempre una piel tersa y hermosa en las durísimas condiciones del desierto del Sahara. Estos y otros productos (jabón, aceite de argán 100% bio, cremas de día con azafrán, jabones artesanos, manteca de karité con jazmín o productos de alimentación tradicionales, como el té y la canela. 

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