La “Blanca Paloma”

La Virgen del Rocío, también conocida como ¨Blanca Paloma¨ o ¨La Reina de las Marismas¨; es motivo de una de las celebraciones marianas más pintorescas y con pasión de toda España. Se venera en el Santuario de “El Rocío” en el pueblo de Almonte, donde esta madrugada del lunes 21 de mayo vivió su tradicional procesión.

Almonte es una localidad de unos 23.000 habitantes, situada en la provincia de Huelva, Andalucía
y en una comarca conocida porque en su término municipal alberga la Playa de Matalascañas, la
Aldea del Rocío y el Parque Nacional de Doñana.
La Virgen se traslada desde hace siglos entre la aldea de El Rocío que se encuentra a tres leguas del pueblo de Almonte. Cuando en Almonte ocurría algún hecho como epidemias, guerras, sequías, malas cosechas o hambre, se traía a la Virgen del Rocío, donde permanecía el tiempo necesario en la Parroquia de la Asunción en la villa, donde cada noche un grupo de almonteños pasa la noche en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción para vigilar y proteger a la Virgen del Rocío. 
El primer documento escrito sobre un traslado es en el año 1607, donde un se cuenta el
traslado de la Virgen hasta el pueblo por ¨sequía¨. ​ Actualmente los traslados tienen fecha fija cada siete año y no dependen de las desgracias del pueblo. El próximo traslado tendrá lugar el 19 de agosto de 2019.
El Rocío, se ha convertido en nuestros días en un fenómeno religioso, folclórico y
fundamentalmente social, que moviliza a más de un millón de personas en los días de mayo o junio (según la fiesta variable de Pentecostés).

La romería comienza el sábado con el Santo Rosario, y termina cuando la Virgen entra de nuevo en su Ermita el lunes por la mañana. Pero días antes muchos peregrinos organizados en Hermandades recorren el camino hasta la aldea almonteña decenas e incluso centenares de kilómetros a pie, a caballo o en carreta, ataviados de manera propia, creando un clima festivo muy especial. Una curiosidad entre tantas, es que cada Hermandad tiene su casa en el Rocío que sirve de soporte a la vida fraterna durante el breve tiempo de tres días al año.

El domingo de Pentecostés, se celebra en el Real del Rocío la Misa Pontifical. La noche del
domingo se aclama el santo Rosario en la explanada del paraje conocido como El Eucaliptal. Allí se juntan los estandartes y los romeros de cada hermandad, en medio de avemarías, salves y letanías a la virgen. Ya en la madrugada del lunes, aquí el momento más emotivo, los romeros saltan la reja para rescatar a la virgen e iniciar así la procesión con las andas de plata entre un gentío emocionado que quiere tocar la imagen de la Virgen y devolverla a su ermita.

Una semana de pasión, devoción, tradición, sentimiento y diversión.

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