La Seu, la Señora de Mallorca
La isla de Mallorca, la bella del Mediterráneo, últimamente olvidada por los argentinos, tiene todo lo que se puede pedir para pasar las mejores vacaciones: clima excepcional, ambientes para todos los gustos, combina fiesta y relax, buena gastronomía, fantásticas calas para disfrutar del sol y el mar y pueblos de interior encantadores, algunos detenidos en el tiempo.
Y en su capital Palma, entre los
muchos lugares indispensables, la Catedral de Santa María es visita obligatoria,
disfrutarla sin tiempos, con la luz del día, del atardecer y de la noche, cada
hora le aporta su magia, su encanto.
Nacida en el siglo XIII, a orilla de la bahía de Palma, la llaman “la Seu” y también “la presumida”, porque siempre está mirando su reflejo en el agua. Inmensa y gótica por fuera y deslumbrante por dentro.
Tiene siete bellos rosetones, pero
el central es simplemente espectacular. Conocido como el “ojo gótico”, es el más grande del mundo con sus 13 metros
de diámetro. Pero no es todo, su fama se debe al hechizo del ocho, dos veces al año en el interior de la fachada
principal se produce un efecto único, se ven dos rosetones, uno de cristal y
otro un reflejo, formando así un ocho. Esto ocurre a mediados de noviembre y
los primeros días de febrero, sobre las ocho de la mañana, durante unos
segundos los 1.236 cristales del rosetón mayor reflejan su luz y su color sobre
el muro, ofreciendo un espectáculo único y fugaz a los ojos de quien lo
contempla.
Pero no todo es efímero en el
interior, impresionantes columnas que
alcanzan una altura de 21 metros, un retablo con la Última Cena del siglo XVII
y 87 ventanales que junto a los
rosetones le dan luz y claridad a todo el templo.
Si bien la Seu se terminó de
construir en el año 1601, ha seguido un camino particular de renovaciones que
la hacen única, grandes maestros han intervenido en los siglos XX y XXI.
La presencia modernista de Antonio
Gaudí en las reformas de principios del siglo pasado, dejó ese sello personal
que se descubre sencillamente en infinidad de detalles.
La presencia contemporánea del polifacético
artista local Miquel Barceló, también dejó su impronta en la decoración de la
Capilla de Sant Pere o del Santísimo, en
un controvertido mural cerámico de 300 metros en el que aparece Cristo sin la
cruz (el autorretrato del autor), con el pasaje evangélico de la multiplicación
de los panes y los peces y conversión del agua en vino en las bodas de Canaán,
un trabajo maestro que culminó en el 2007. Con detalles de vegetales y fauna
marina, ánforas y ruinas romanas, en referencia al mundo clásico, según el
propio Barceló, todo refleja una mitad oculta, que es su amor por el mar y es
el resultado de horas buceando, literalmente en las aguas mediterráneas para después
plasmar su experiencia en el mural. Como curiosidad, la obra fue realizada por
Barceló en el taller de Vicenzo Satoriello localizado en Vietri sul Mare, en la
Costa Amalfitana.
Para conocer más profundamente toda
la historia de este monumento, está el Museo de la Catedral con interesantes
colecciones de pintura, escultura y orfebrería.
Para tener en cuenta, entre mayo y
octubre, la Catedral abre sus terrazas y en un recorrido guiado permite descubrir
los rincones ocultos como el campanario y sus salas y magníficas vistas de la
ciudad, una manera perfecta de despedirnos de esta joya arquitectónica, la
única Catedral al lado del mar.
De Silvia Socci
Para Destefanis Travel
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